Es importante tener en cuenta que este proceso puede sacar a la superficie sentimientos dolorosos o heridas no resueltas.

Aunque puede ser un reto, también es parte de lo que hace que el trabajo sea transformador; un cambio significativo a menudo implica atravesar emociones difíciles y, al enfrentarlas en un espacio seguro y de apoyo, pueden surgir nuevas comprensiones y posibilidades de crecimiento.

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El counseling es un camino colaborativo que se desarrolla con el tiempo.

Si te dijera que en un número específico de sesiones alcanzarás tu resultado deseado, no sería honesto. La verdad es que existen muchas variables que pueden influir en el proceso—tus circunstancias de vida, el momento en que te encuentras, tu disposición, y la calidad de nuestra conexión terapéutica.

Estos factores no pueden ser controlados, y los resultados no pueden predecirse con certeza.

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En algunos casos, unas pocas sesiones pueden ser suficientes, y podrías decidir detenerte allí.
En otros casos, puedes comenzar trabajando en un tema específico y luego darte cuenta de que hay otras áreas que deseas explorar, lo que te lleva a continuar durante más tiempo como parte de un proceso más profundo de crecimiento personal.

En cualquier caso, el counseling no es una solución rápida ni garantizada, aunque algunas personas encuentran claridad en pocas sesiones.

Lo que más me importa es que te sientas cómodo y libre de pausar o finalizar el proceso cuando lo desees.

De mi parte no hay ninguna presión ni obligación.
Lo que sí puedo ofrecerte es mi plena presencia, mi experiencia profesional y un espacio seguro y de apoyo donde explorar, crecer y avanzar hacia un cambio significativo a tu propio ritmo.

 

SOBRE LA FREQUANCIA

Al inicio, normalmente sugiero encontrarnos una vez por semana, ya que un ritmo semanal sostiene la continuidad y la profundidad. Esta regularidad ayuda a construir confianza, mantener el impulso y permitir que el proceso se desarrolle de manera más natural.

Con el tiempo, la frecuencia siempre puede revisarse y ajustarse de acuerdo a tus necesidades. Algunas personas prefieren seguir con sesiones semanales, mientras que otras se sienten cómodas pasando a una cada dos semanas, o incluso espaciándolas más cuando ya cuentan con mayor estabilidad y claridad.

No existe una única manera correcta—el ritmo de nuestro trabajo lo decidiremos juntos, en función de lo que sientas más útil para ti.